Siempre hay un roto para un descosido.

viernes, 4 de octubre de 2013

Allá abajo, donde se debe guardar las llaves de muchos paraísos.

¿No es el cuadro mas bonito, tu cuerpo sobre el mío? El reloj en la mesilla con su tic-tac infinito, me gustaría decirle que cuando estás no necesito que pase el tiempo, ni que tengamos espacio, es contradictorio que las horas pasen si no me importan cuando estoy contigo. Y contigo las noches son menos noches, menos oscuras, y hay menos estrellas, que se ve que envidian tus ojos. Como la luna y las olas, tu y algo bonito. Tu la causa, yo la consecuencia ¿De que?, da igual, de lo que sea. ¿No te parecería precioso pasarnos la vida descubriendo mundos distintos en nuestras miradas?, ¿No sería precioso tapar los espejos y guiarnos por mi reflejo en tus ojos?. Yo creo que no necesito tantas respuestas cuando si tengo tu nombre, y lo repito en bajito como una oración, que le da sentido a muchas cosas. Que cura los males. 
Se está demasiado bien asomada a la terraza de tus labios, compartiendo el sabor de la noche y sin dormir, porque eres la excusa perfecta para tener ojeras. Eres la excusa perfecta para hacer rabiar a los vecinos y probocarles insomnios con el cabecero de la cama. Y yo soy partidaria de la teoría que dice, que si Vincent Willem van Gogh hubiese sido testigo de mis gemidos se hubiese cortado mucho antes las orejas. 

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