-Estabas el, con los labios desgastados por mil besos, y estaba yo, que nunca había dado ninguno, y estábamos los dos, que no sabíamos que hacer, porque yo temía darle el primero y que luego fuese el último, y él, que temía darme el primero y que eso no nos llevase a una cama.
-¿Y al final qué?
-¿Al final qué?, pues al final dubitativa le desabroché sin besarle el primer botón de la camisa y le dije que hiciese lo mismo conmigo, y tuvimos pasión allí mismo, mucha pasión, follamos como unas seis veces y aún nos quedamos con ganas de mas. El con más ganas de sexo y yo con ganas de un beso.
-¿Entonces no le besaste?
-No, tenía miedo, en los cuentos siempre te cuentan que si besas a un sapo se vuelve principe, pero, ¿Y si besas al principe y se vuelve sapo?, ¿Y si lo besas y ya no lo ves mas?, así que la opción mas simple fue elegir algo en lo que no hubiese besos, o por lo menos no besos de cuentos.
-¿Y que elegiste?
-Mantener a raya a la princesa y convertir mi cuento en una pelicula para adultos, y si el principe quiere beso, bueno, pues que sea el principe el que tenga que huir al bosque con siete enanos.
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