Siempre hay un roto para un descosido.

sábado, 31 de agosto de 2013

Me hiciste comprender.

No hablaré de la temperatura de nuestros cuerpos,
todavía me recuerda al infierno.
No hablaré de la lluvia en el desierto,
todavía me recuerda a mis lagrimas.
No hablaré en primera persona del plural,
todavía me recuerda a ti.
No hablaré de los escalofríos que recorren aún mi médula,
todavía me recuerda a tus susurros.
No hablaré de los sonidos de la noche,
todavía me recuerdan a tu risa.
Y por supuesto nunca más hablaré del frío que hacía esta madrugada,
todavía me castañea el alma.

Y si alguna vez hablo de todo esto,
si alguna vez se me ocurre revivir el infierno,
si alguna vez se me ocurre llorar de nuevo,
si alguna vez vuelvo ha hablar en primera persona del plural,
si alguna vez algún otro escalofrío me vuelve a recorrer el cuerpo,
y si alguna vez tus susurros y tu risa vuelven a pasar por aquí,
mi alma ya no castañeará, porque cariño, tú la destruyes,
tú me paralizas.

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