Siempre hay un roto para un descosido.

viernes, 20 de septiembre de 2013

''Aquella noche comprobé, que hacer el amor cansa mucho mas que follar''

No tenía tacto para aquello, ''Quedate'', le dije, pero me temo que soné demasiado fría, quizá sonó mas a una despedida que a un grito de auxilio. Me aclaré la voz carraspeando la garganta ''Quédate, por favor''. Y aquella vez sono distinto y le brillaron hasta los ojos. Se veía tan bien... quise preguntar que pasaría después pero no me atreví, simplemente cerré la mano fuerte y me quedé mirando. Me quede lo mas quieta posible, mirando, en ese silencio solo se escuchaban los latidos de nuestros corazones acelerados y nuestras respiraciones. Pasaron minutos y años en ese momento. Y se nos acabó el orgullo, lo derrumbamos porque era demasiado tarde, y cuando es demasiado tarde no se puede perder nada, pero puedes ganarlo todo y eso es lo bonito. Empezó ha acercarse poco a poco sin moverse demasiado y yo abrí mucho los ojos. Le miré, le gustaba mucho jugar, ''Que haces, cabrón, que haces'' pensaba. Que haces probocando a estas horas huracanes en habitaciones ajenas. Que haces despreciando mi indiferencia y rompiendo la distancia de emergencia. Que haces quitandote la camiseta. Que haces desabrochandote el pantalón. Y cuando iba a reprocharle el juego sucio que mantenía, me detuvo con la palma de la mano en el pecho y con sus labios ahí, apoyandose en mis labios. Haciendo que me desarme por completo. Había perdido y el lo sabía, quizá por eso medio sonrío cuando le miré y dije ''Marchate, por favor, vete''. Pero me delataban los ojos, todo lo que mi voz decía sonaba a mentira solo observando un poco mi lenguaje corporal. En ese momento solo quería que se quedase a mi lado, para siempre y que mantuviese esa misma pasión, como si de verdad ella fuese a salvarnos. Y entonces, esa noche comprendí que hacer el amor, cansa mucho mas que follar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario